Todas aquellas improvisadas amantes

Todas aquellas improvisadas amantes, esas que aparecen en medio de la noche, en una calle cualquiera, con su ropa más normal. Aquellas sorpresas que aparecen a la vuelta de la esquina, de esas que una reconoce desde lejos, con hermosos cabellos que oscilan al movimiento cadencioso de su cuerpo. Las más osadas con ligereza al caminar y aquellas que se esconden en las penumbras a la espera de su cita. Las amo.

Sus perfumes que permanecen en el aire y el vaho que dejan al pasar por tu lado, esa idea fugaz de alegría y paisajes frutales que se contraponen con la realidad de sus vidas, de todo ese tiempo en que no se sienten amadas, aún estando comprometidas. Las de la calle, las de casa, las amadas, las que aman y las que desean amar. Aquellas que esperan. Esa que rápidamente sale del café, el enamoramiento callejero, la camarera que te espera todos los días y la cajera que te regala su mejor sonrisa. La mujer anónima que habita en tu mundo. Me pierdo en ellas.

Todas aquellas amantes deseadas, las que sufren, las que te parten la cara y el corazón; la verdad más abrupta y cruda oculta en ojos radiantes y profundos de mujer. Mujer por donde la mires, mujer hasta los huesos, mujer hecha y mujer derecha; mucho más mujer que todas las que has visto en tu vida. Corajuda y valiente mujer que nació para serlo, para desafiar su naturaleza. Las admiro.

Todas aquellas improvisadas amantes que te seducen fugazmente. Regálame una de tus miradas con pestañas eternas, camina con orgullo. Todas aquellas dispuestas a desplomar tu mundo en cinco segundos, la mueca coqueta, la que muestra sus cicatrices con orgullo, la vencedora y reina conquistadora de mil corazones. Todas aquellas improvisadas amantes. Todos los días mi corazón es suyo.